Millón y medio de personas eligieron esta estación de Andorra en 2015, las razones son obvias: calidad, modernidad y diversidad. Son más de 210 kilómetros de pistas divididas por seis sectores, listos para ser utilizados de Diciembre a Abril. Los medios mecánicos son de última generación, cuentan con circuitos de freestyle y parques para principiantes, esto por no hablar de una oferta de après-ski que rivaliza con cualquier otra en todo el mundo. Bares, restaurantes, comercio, hay de todo en Grandvalira.
Y pensar que todo comenzó en 1956, cuando el empresario y campeón de esquí francés Francesc Viladomat instaló el primer ascensor en Pas de la Casa. Tenía 450 esquiadores por hora. Siete años después fue el turno de Soldeu tener su medio mecánico. Los primeros cañones de nieve surgieron en la década de 1980 y el primer remonte de ocho plazas comenzó a operar en 1996. Las estaciones no paraban de recibir visitantes y en octubre de 2003 los responsables de Pas de la Casa-Grau Roig y Soldeu- El Tarter decidieron que era tiempo de fusionarse y crear el mayor dominio esquiable de los Pirineos. Le llamaron Grandvalira.
La nieve aquí no es un problema, con condiciones meteorológicas de excelencia en un dominio ideal tanto para practicantes experimentados, como para quien esté dando los primeros pasos.
Grandvalira es una referencia en términos de comercio y restauración (más de 40 restaurantes y bares), pero también un destino donde no falta un entorno natural único y un servicio profesional de primera. Un lugar privilegiado para algunas de las más importantes competiciones internacionales de esquí y snowboard, este es uno de los destinos más completos del mundo en cuanto a deportes de invierno. Todo se conjuga en Grandvalira, una referencia a nivel europeo en términos de turismo de montaña.